martes, 10 de marzo de 2015

Elefante rosa

Lloraba como por resorte automático. Era un niño sano, por ello tal vez habría decidido no dar su brazo a torcer. La piscina era azul mas el agua adoptaba el color niño. El bañador probablemente también mimetizaría. Las pelotas y otros utensilios de juegos acuáticos parecían ser engullidos en su cromática paralela. No sabría decir por qué observaba todo este entorno. Es decir, qué importancia le otorgaba a todo cuanto geográfico húmedo lugar soñado se abstraía. Otro pequeño fue contagiado por los lloros, el primero enmudeció curioso al asir un minúsculo elefante rosa, con pato amarillo de goma, con su madre tranquila.